2006-02-11 Vuelta al Soto de Viñuelas
San Sebastian de los Reyes-Tres Cantos
Tras varios fines de semana de parón retomamos las bicis, pero estas vez, para evitar "sorpresas" decidimos no ascender a más 720m, así que nos quedamos en las cercanias de Madrid: ruta por el Soto del Viñuelas.
El punto de encuentro para la salida era "el polideportivo de Alcobendas o de San Sebastian de los Reyes" (Con tanta concrección estaba claro que no lo ibamos a encontrar facilmente). Lamentablemente el mapa que Juanma había encontrado y distribuido de la ruta no nos ayudó a encontrarnos, no sé de cuando es, pero desde luego debería estar en las vitrinas del Museo Cartógrafico y no porque San Sebastian de los Reyes haya crecido más de lo que el mapa indicaba sino porque ni si quiera aparece construido Tres Cantos...
Finalmente empezamos a pedalear en el Polideportivo de la Dehesa del Boyal, que está curiosamente en la Dehesa de San Sebastian (¿?).
Vamos a buen ritmo, más alto de lo habitual, pero parece como si las subidas, al ser por caminos secos, son menos subida.
El paisaje no ha sido especialmente significativo. Nos ha defraudado un poco, pero es lógico después de nuestras etapas de sierra y nieve: ¡eso es insuperable!.
Llevabamos de reestreno el GPS, ya con mayor conocimiento de sus utilidades aunque todavía nos queda por sacarle jugo, Pablo está en ello. Además cada uno con walky-talky y una cámara de fotos...¿alguien da más? ( y sin contar móviles, claro).
Mucho sube y baja por terreno erosionado ha hecho que nuestras posaderas al final se hayan resentido.
Bordeamos el Cementerio de La Paz y Tres-Cantos por un sendero en el que marchamos en fila en india y donde vimos a Lidia contrapensando el cuerpo, en este caso con la lengua, para afrontar una de las curvas del camino...
Destacable son las numerosas veces que paramos por unos u otros motivos: fotos, consultas del mapa y GPS, llamadas telefónicas, cables cariñosos que se agarran a la bici, necesidas biológicas; todo esto hizo la ruta algo más dura.
Como es habitual, nos encontramos con más animales no humanos que, para variar, iban por nuestro camino y en este caso en dirección contraria. Pablo y Juanma fueron la punta de lanza que se enfrentó a este terrible ejercito y abrieron el camino a los demás.
Además nos sobrevolaron no sólo los cables de alta tensión que nos acompañaron gran parte del camino y que nos aportaban energía extra, sino también pequeñas bandadas de buitres...¿percibian quizas nuestro agotamiento?
Por si fuera poco, los buitres no eran los unicos pajaros que volaban sobre nuestras cabezas, también hemos soportado el continuo y molesto ruido de los aviones que, suponemos, despegaban de la recien estrenada T-4. Una auténtica pesadilla para los que vivan en los modestos chalets que hemos visto.
Hemos tenido nuestra parada (una más) de avituallamiento, sin duda la más agradecida. Como buenos amigos hambrientos hemos compartido los bollitos de leche, el queso y el jamón york; unos auténticos manjares después de tanta barrita energética y sobre todo cuando no hay otra cosa a tu alrededor más que bellotas.
Desde aquí fue desde donde divisamos las torres del Castillo de Viñuelas, que está bastante escondido entre las colinas y los alcornoques. Pablo aprovechó para ganar unos metros de altura trepando al vertice geodésico.
Finalmente, en menos tiempo del previsto y acostumbrado llegamos al punto de partida.
Aquí, sobre cumbres borrascosas, vemos a los que encabezaban la expedición, quizas debatiendo sobre cuestiones trascendentales de la vida.
FIN....¡ a casa a comer!
Fdo. Antonio.