Fotoblog de los alegres excursionistas

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domingo, mayo 09, 2010

2010-05-09 1º Ruta Imperial MTB (36 km)


Esta ruta transcurre por los alrededores de San Lorenzo de El Escorial. Juanma y yo somos los únicos que nos hemos inscrito. El resto se han dejado seducir por el sofá y la F1 que se disputaba en el circuito de Montmeló. Esto, sumado a la previsión de lluvia, termina por convencerles para quedarse en casa…
Convencidos de la aparición segura de la lluvia, nos pertrechamos para la ocasión, impermeable para el cuerpo y “botines” protectores (a base de bolsa de basura y cinta americana), para los pies y evitar así ir con los pies empapados desde el primer momento (Aunque hay que perfeccionarlo, cumplieron su misión hasta…20’ antes del final).
Llegamos al punto de partida con el tiempo justo (ya teníamos los dorsales del día anterior). ¡No estamos solos! (menos mal). Hay bastante gente para lo que esperábamos. Muchos de pantalón largo y con ropa de abrigo y chubasqueros de todos los colores. Todo es necesario, sopla un desagradable aire frío y además chispea.
La salida está dividida en dos grupos: los primeros (creo que menos de 100) los que van a realizar la ruta larga, detrás los de la corta (no sabría decir cuántos éramos: ¿400-600?). A la hora en punto y con el Monasterio de testigo, arrancan los que tiene por delante 70 km, escoltados por las motos de campo de la Guardia Civil que abren la marcha.

Enseguida salimos el resto, nos hemos colocado de los primeros y vamos sin mucho atasco. Nos dirigimos hacia la “Silla de Felipe II”, tramo en ascenso por la sinuosa carretera que te lleva hasta este conocido lugar... No está mal para empezar ¡un puertecito con las piernas frías!.
Ya en la pista comienza el baile para esquivar los charcos y el barro, todos evitando el baño, hasta que llega el primer “chapuzón de chocolate”, a partir de entonces se acaban los remilgos y se empieza a disfrutar.
El viento sigue soplando y, cuando hace acto de presencia en las zonas abiertas, lo hace siempre de frente, lo que dificulta mucho más la pedalada. A esto hay que sumarle el “efecto vela” del chubasquero, que frena aún más el avance.
Sin tiempo para cansarnos encontramos el primer avituallamiento: plátano, barritas, gel, bebidas isotónicas (bastante completo, se notan los € de la inscripción). La ruta se mete por Via Pecuaria entre fincas, delimitadas por muretes de piedra, que no dejan escapatoria para el agua y está lleno de charcos y zonas fanganosas, imposibles de esquivar salvo que quieras acabar en una zarza.
Es un tramo muy divertido y entretenido. Vemos como el que nos precede, al cruzar por en medio de un charco “desparece”… ¡gracias por avisarnos de su profundidad!; luego, otro justo delante, se cae en plena charca: clásica caída en parado cuando no puedes sacar las calas de los pedales… lo primero que llegó al agua fue su codo derecho, así que se dio todo un señor baño.
Llegados a un arroyo compruebo que éste mismo, lo cruzamos pero en sentido contrario en la Clásica de Valdemorillo. Juanma se decide a cruzarlo “on board” con el consiguiente remojón para sus pies el resto de la etapa. Yo opto por saltar de piedra en piedra y, sin escurrirme, consigo llegar seco al otro lado.
Cruzamos la M-532 que lleva hasta Zarzalejo y tomamos una pista paralela a la vía del tren. En el horizonte vemos el primer “Calvario”, toda una peregrinación de ¿ciclistas? caminando para sortear esta elevación, que sirve para pasar por encima el túnel del tren.
Juanma, como de costumbre se anima y desde la distancia veo que adelanta y consigue llegar arriba montado..¡Es un monstruo! Alcanzar esta cima no es un alivio porque al instante ves que el camino gira y… ¡sigue subiendo y subiendo! La romería de caminantes continua. Es como llegar a un quinto piso andando cargado de bolsas y ver que te quedan 10 plantas más… Vemos en la distancia el Pto. de la Cruz Verde.
Por fin volvemos a montar pero a los pocos minutos… ¡otra pared! Todo tipo de improperios y palabras mal sonantes se te pasan por la mente, pero para que malgastar energía… no hay otra opción más que seguir… andando.
Caminamos por un cortafuegos descarnado, con piedras y desniveles que bajando seguro que pueden afrontarse, pero subiendo es otra cosa.
En la cima nos espera el segundo avituallamiento. Como sopla el aire, hay que ponerse en marcha para no QUEDARSE DURO.
El cambio funciona fatal por el barro y la arena; las zapatas de los frenos tampoco están al 100% con tanta agua.
Descendemos por la ladera de un valle abierto, sin árboles. En el fondo del valle está la M-505, que viene del Pto. de la Cruz Verde y va hacia El Escorial. Vemos aparecer el Monasterio delante de nosotros, incluso las nubes se abren y el sol lo ilumina. ¡Vista espectacular!
Su visión nos hace pensar que “ya estamos”, pero faltaba la penúltima sorpresa. Un camino precioso pero ¡NO CICLABLE! en varios tramos, lo que ralentizó mucho la marcha, al haber zonas en las que se hacía imprescindible la ayuda de otro para poder pasar la bici y salvar los desniveles. .. Una bella locura (Para hacerlo andando estupendo, pero hay que dejar la bici en casa).
Justo antes de iniciar la bajada desde la silla de Felipe II, nos cayó el gran chaparrón. Menos mal que estábamos a 20’ del final. No sé qué hubiera pasado si este aguacero nos cae al principio o durante la etapa.
En el avituallamiento de meta (rico y variado), había más de uno quejándose a la organización por las zonas no ciclables, recordemos la publicidad del evento: “… es mayoritariamente pista de nivel físico medio y nivel técnico bajo. Aunque tiene mucho senderito divertido y alguna bajada pronunciada al final, no tiene muchas piedras, es bastante asequible y divertida para todos los niveles.”
Claro, debe ser que como se hace parte andando, el nivel técnico necesario para caminar es mínimo.