Fotoblog de los alegres excursionistas

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domingo, enero 10, 2010

2010-01-10 Frío (- 4º) y 67 km para empezar el año

El invierno está siendo duro y persistente en lluvia, frío y nieve. Así que el primer día que el cielo azul pudo verse entre las amenzadoras nubes, aprovechamos para quemar el turrón y el mazapán de estos días.

Quedamos a las 10 de la mañana, una hora tardía para lo que es nuestra costumbre, pero en esta ocasión, estaba justificado por dos motivos: por la facilidad de la senda a seguir y sobretodo porque a esa hora ¡ya había -4º! ; así que para que madrugar más y sufrir más frío…
Desde las Tablas, junto al edificio de BT, iniciamos el camino bien abrigados (o eso creíamos). Enseguida notamos que las puntas de los dedos, a pesar de los guantes, se nos están quedando heladas y perdemos sensibilidad. ¡Hay que parar y recuperar el flujo sanguíneo! (cada uno a su manera).

Tomamos el carril bici que va encajonado entre las vías del tren y la autovía de Colmenar. Estos serán nuestros compañeros de camino, ya que el carril va siempre paralelo a la carretera. Este es su principal inconveniente, que el paisaje es casi inexistente y el entorno ruidoso.


Sólo “compensa” ver la sierra nevada en el horizonte, porque el frío parece atenazar nuestras piernas a pesar de ir “de largo”.

Nos adelantan (los más) y adelantamos (los menos) a otros ciclistas, está bastante concurrido a pesar del frío. La mayoría son aficionados a la bici de carretera (estos son los que nos pasan), los que van con MTB son a los que nosotros adelantamos…(tenía que aclararlo).

Llegamos a Colmenar y la nieve cubre el paisaje a ambos lados de la carretera, tras el repecho que es el punto cumbre de la etapa, empezamos a bajar y enlazamos el carril en dirección a Soto del Real. Todo el campo está nevado, al igual que la Pedriza y La Cuerda Larga. Aprovechamos la pendiente favorable para dar más pedales sin importar el frío, como si huyéramos de la cárcel junto a la que pasamos.

Llegados al destino, entramos en le primer bar junto al carril y nos hacemos fuertes junto al radiador: ¡todo para nosotros!, acompañamos este momento hogareño con unas croquetas y un escaso pincho de tortilla.
Tras el descanso y el calor, cuesta volver a la fría realidad que nos espera, pero no hay más opción que volver a pedalear y aguantar el frío que agarrota los dedos de los pies, endurece los muslos y quema las mejillas que son lo único que va al descubierto.
Con la pendiente a favor y la ayuda de Juanma, que hace de liebre y parapeto contra el viento, hacemos la vuelta más rápido y en menos tiempo. La temperatura en el punto de salida, 4 horas después, era sólo de 0º.