Fotoblog de los alegres excursionistas

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domingo, febrero 07, 2010

2010-02-07 Clásica de Valdemorillo (35 ó 44km)


La salida, formándose el gran pelotón.

Primera ruta “popular” en la que participamos la mayoría de los habituales del blog. La cita es la CLÁSICA DE VALDEMORILLO, que cumplía su XIX edición. Allí nos juntamos 1.430 inscritos, según se anunció por megafonía justo antes de la salida, que se produjo puntualmente a las 11.00 de la mañana.
Nosotros, entre conocidos de unos y de otros, vecinos y familia nos juntamos 8.

Los nuevos...y ricos (por eso de sus monturas)
El inicio fue lento, las calles de Valdemorillo eran demasiado estrechas para tanta bicicleta y nos costó poder dar dos pedaladas seguidas. El paso por el “centro” estuvo curioso, parecía una etapa de cualquier vuelta sería, con gente en las aceras viéndote pasar y luego, para mayor” oficialidad”, la Guardia Civil cortando el tráfico para que pudiéramos cruzar alguna carretera.
Las primeras cuestas eran difíciles no por la pendiente si no por la aglomeración. Había que marchar en hilera y en cuanto se paraba alguno, se detenía toda la fila y había que echar el pié a tierra. Se necesitaba paciencia y equilibrio. Además, una vez bajado, era casi imposible volver a montar y tenías que caminar hasta encontrar un hueco donde poder coger impulso para volver al sillín. A medida que transcurría la etapa y llegaban las cuestas abajo se estiraba el grupo y se podía ir con tranquilidad, incluso mirando el paisaje, pero en cuanto llegaba otro repecho o peor, cualquier arroyo, se volvía a formar un gran atasco campestre. Todos queriendo cruzar sin mojarnos y claro, había que hacerlo por las piedras… ¡y de uno en uno!






"¿Quién da la vez?": atasco antes de arroyo y la salida del mismo.
La ruta transcurre por pista forestal y sobre todo por vías pecuarias, entre muros de piedra que delimitan fincas de ganado. Vimos vacas, caballos y burros, muchos burros…
Lo peor se formaba, además de en los cauces de los riachuelos, en las zonas embarradas, que eran toda una pesadilla, pero ahí también estaba la gracia del recorrido.

En el primer avituallamiento tuvimos un reagrupamiento y nos dedicamos a la manzana (gran descubrimiento), al agua y la bebida isotónica. Alguno se atrevió hasta con la ¿barrita energética?


No podía faltar en la clásica, todo "un clásico": un pinchazo de Juanma.
Cuando de la pista pasabas al camino estrecho, era aún mejor y más divertido: pinares, curva y contra curva, bajadas entre pedregales, sube y baja y otra vez a serpentear entre arbustos…¡una gozada!






En el segundo avituallamiento estaba el desvío para los que quieren terminar por la ruta corta (35 km) y los que querían continuar por la larga, ¿48km?, o eso decían los carteles, porque al final salieron 44km (hay 4 km que la organización perdió en alguna curva…aunque yo, sinceramente, lo agradecí…).
Pablo, que nota la larga inactividad, se decanta por la corta, al igual que Juanjo; el resto continuamos por la larga, con mayor o menor fortuna. Una bajada rápida por un mal empedrado, machacante para muñecas, espalda y cuello (imagino que eso con una “doble” será más cómodo y menos sufrido) nos lleva hasta el valle, donde nada más llegar, un giro a izquierdas te encamina hacia una pista que asciende y se eleva imponente, en forma de Z. Es un momento ideal para caminar y disfrutar del paisaje, y ver como pendiente arriba se alejan mis compañeros de bajada con un lento pero continúo pedalear.


Recta en el valle antes de la temible pendiente y "el firme" de la subida.
Pocos son los que quedan en este tramo, sólo 4 ó 5, que nos pasamos varias veces según sea subida o bajada. Al final, final, creo que llegué el último de los de “la larga” porque no vi a nadie más a mis espaldas. Sólo me encontré con los rezagados de “la corta”, en el último tramo compartido.
En meta me esperaba ¡Juanma!… y los operarios desmontando el tinglado: vallas, carteles, banderolas… Si me descuido no paso ni por debajo de la meta hinchable porque al poco, la desinflaron. El resto del grupo, que terminaron bastante antes, ya había puesto proa a casa.

Los que primero terminaron y yo, con mis trofeos al llegar a la meta.
Un gran día y una nueva experiencia. Podemos repetir esto de las carreras populares.