2007-03-17 Cascadas del Purgatorio
¡Por fin vuelve la actividad senderista!...parece que el parón va llegando a su fin, o por lo menos estamos intentando que así sea. A las 11.00 horas decidimos el destino y una hora y media después ya estamos en el "meeting point", cerca del centro de ocio Diversia (N-I)...¡qué capacidad y velocidad de reacción!
Para no castigarnos demasiado elegimos una ruta fácil y asequible (12 km I/V) y escasos 300m de desnivel.
Para no castigarnos demasiado elegimos una ruta fácil y asequible (12 km I/V) y escasos 300m de desnivel.
Una nueva incorporación se suma al grupo de "jovenes castores": Miriam, veremos si perdura...los otros integrantes somos María, Pablo y yo.
El día acompaña. La ruta empieza en Rascafría (a 95km de Madrid), junto al Monasterio del Paular (1.163m). Aquí cruzamos el río Lozoya por Puente del Perdón, verdadero punto de inicio. Caminamos por una amplia pista asfaltada con mucha gente, que más parece un Pº Marítimo en pleno Agosto, si no fuera porque en vez de bañadores y bikinis, vemos forros polares y pantalones largos.
Alcanzamos la zona recreativa de Las Presillas, piscinas naturales que se nutren del agua del Lozoya y de las del arroyo Aguilón, que es el que forma las cascadas que venimos a ver.
Aquí el asfalto desaparece y se convierte en pista forestal con buen firme. En todos los cruces hay señales y paneles informativos del camino a seguir, con la situación y los km que faltan.
El día acompaña. La ruta empieza en Rascafría (a 95km de Madrid), junto al Monasterio del Paular (1.163m). Aquí cruzamos el río Lozoya por Puente del Perdón, verdadero punto de inicio. Caminamos por una amplia pista asfaltada con mucha gente, que más parece un Pº Marítimo en pleno Agosto, si no fuera porque en vez de bañadores y bikinis, vemos forros polares y pantalones largos.
Alcanzamos la zona recreativa de Las Presillas, piscinas naturales que se nutren del agua del Lozoya y de las del arroyo Aguilón, que es el que forma las cascadas que venimos a ver.
Aquí el asfalto desaparece y se convierte en pista forestal con buen firme. En todos los cruces hay señales y paneles informativos del camino a seguir, con la situación y los km que faltan.
La pista asciende entre espesos robledales y ganado que pace. Nuestro ritmo es alto, vamos a paso ligero. Es una manera de hacer algo más exigente esta sencilla ruta.
Cruzamos el arroyo Aguilón por un puente de madera y en pocos metros nos introducimos en un frondoso pinar. Desde aquí caminaremos siempre junto al arroyo, remontándolo por la margen izquierda (sentido subida). Encontramos pequeñas praderas, saltos de agua, pozas cristalinas, remansos... es una gozada ver tanta agua.
Poco a poco el valle se va estrechando y encajonando entre altas paredes, el camino va teniendo más piedras y estas a su vez se van haciendo más grandes hasta que el sendero desaparece al alcanzar un pequeño mirador de madera que permite disfrutar de la primera cascada. (1.715m)
Esta plataforma está ocupada por un grupo de scouts y debemos esperar hasta que se despeja un poco.
Sabemos que hay una segunda cascada más grande río arriba, pero para llegar a ella no hay camino, hay que trepar y encarmarse a unas rocas que exigen algo de destreza y decisión para superarlas.
Por una u otra razón las chicas fueron prudentes y prefirieron no arriesgar y sólo Pablo y yo llegamos hasta la segunda cascada, una cola de caballo de unos 15 m de altura...¡Un espectáculo!
Poco después nos reagrupamos para comer. Buscando el sol ganamos altura subiendo por una ladera. Nos acomodamos en un ensanche, pero las nubes nos privan del sol con frecuencia , así que no podemos descuidarnos y debemos permanecer bien abrigados.
Más descansados iniciamos el retorno a un ritmomás rápido que el de antes. En poco más de una hora hacemos los 6km de vuelta hasta el coche.
Para recuperarnos del todo disfrutamos de los sabrosos dulces de una teteria en Rascafría: ¡hay que repetir!¡qué bueno estaba todo!...Volvemos a Madrid con más calorias de las que traiamos...
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