2006-09-16 La Pedriza: Collado de la Dehesilla
Nueva escapada a pie por la sierra madrileña, en esta ocasión por la cinematográfica Pedriza. Lugar mítico de la escalada madrileña y donde más de uno, especialmente en invierno, ha pasado momentos de apuro y ha terminado perdiéndose y formando parte de la sección de sucesos de las noticias.
Quedamos a las 10.30 junto al monumental castillo de Manzanares el Real. En primer lugar llega Pablo (¡está desconocido!) con María y Anatleti, a continuación Juanma con Lidia, Esperanza, Mabel y Antonio y finalmente yo con…migo mismo.
Nos acercamos con los coches hasta “El Tranco” donde apurando los limites y con algo de picaresca e ingenio los dejamos estacionados lo más cerca posible del camino.
Hace más calor de lo que todos pensábamos y no hay nube que mitigue los rayos del sol. El río da pena por la poca agua y mucha arena que lleva. ¿Cuándo va a llover?
Pasamos por Canto Cochino (1.027 m). Nadie parece tener muy claro cual es el objetivo a alcanzar en esta excursión, pero sí estamos de acuerdo en ir hacia el Refugio Giner.
Caminamos entre crecidos pinos de reforestación. Su sombra es un alivio. Hacemos un pequeño receso para refrescarnos y recuperar energías.
El bosque está poblado de gente con sus animales de compañía, es una marea humana. Son tantos los que bajan como los que subimos. Afortunadamente, tras cruzar un pequeño puente de madera sobre el Arroyo de la Majadilla abandonamos la muchedumbre y entramos en la explanada que nos permite ver un poco más arriba y frente a nosotros, el Refugio Giner.
El paisaje cambia, el campo se abre, desaparecen los pinos y las sombras, aparecen la jara, la zarza y la maleza. El sol se siente de manera directa e intensa.
Nos sobrevuelan buitres; sus nidos están en las cimas, donde también hay más de un escalador.
Seguimos en ascenso, más duro por el calor que por la pendiente. El cielo abierto permite que nos fijemos en las formaciones de roca granitica que nos rodean, jugamos a los “parecidos razonables” o a los disparates, según se mire: que si una foca, que si un pájaro, que si un elefante, que un caballo “con caballero”, que si la abuela fuma…
Las escasas sombras son recibidas con entusiasmo, especialmente la del Tolmo (gran macizo de piedra en medio de la nada).
Llegamos al Collado de la Dehesilla (1.453 m), punto culminante de la etapa y decidimos buscar un lugar donde establecer el “campo base” para alimentarnos y descansar. Con espíritu de equipo alzamos un tronco enorme que servirá de lugar de reposo para nuestros traseros.
La tranquilidad se ve rota por la incomoda y molesta presencia de numerosas avispas, su zumbido y revoloteo nos obligan a comer a saltos y en constante movimiento ¡Qué estrés!… ¿Quién se echó colonia “a la miel” por la mañana?
Tras la comida, la tertulia. Unos charlan y otros dormitan “en tensión”, lo mismo te puede picar una avispa que caerte una piña…
Ya reposados decidimos iniciar la vuelta. A mitad de camino vemos que un grupo de 4 ó 5 Bomberos han venido a rescatar a un chico que parece haberse roto el menisco: “mala suerte”. Alcanzamos los bares de Canto Cochino, compramos biberones de litro y medio de agua y hacemos un descanso antes de afrontar el último tramo de bajada.
Como el refresco interior nos pareció poco, algunos decidimos poner en remojo nuestros pies por aquello de darles un respiro y reactivar la circulación...menos da una piedra.
Despedida y atasco de entrada a Madrid.
Fdo. Antonio.
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