2005-12-31 Antes de las uvas:Tres Cantos-Colmenar

Sábado último del año 2005, unas horas antes de las uvas, a eso de las 11.30 de la mañana, quedamos el habitual cuarteto del pedal junto a primera salida de Tres Cantos viniendo de Madrid.
Día gris, ventoso y fríó...¡ideal para la práctica del ciclismo! Lidia intentar reventar la misión pero no, no cambiamos la ruta por irnos a tomar un chocolate caliente...¡tenemos mono de bici! y, además, qué mejor manera de quemar el exceso de polvorones, peladillas, turrones, mazapanes, dulces y demás manjares navideños. Es hora de pedalear y empezamos por el carril bici junto a la M-607, todo un clásico recientemente mejorado. Ahora ya no es un arcen pintado de rojo, ahora es una vía de servicio pintada de ocre. Nos salimos junto a unos paneles informativos de la ruta junto al nuevo hotel "FX".

(y no sigo porque tiene que hacerlo el que tiene las fotos...)

Bueno, pues nada, ya sigo yo, que la gente se desinfla nada más empezar.

La de ayer fue una ruta light, para despedir el año, porque había cierta preocupación por la hora y por tomarse las uvas en casa y aguantar despiertos la celebración de nochevieja.

La ruta tricantina, propuesta por Juanma, era la elegida. Prometía cercanía y entretenimiento. Y nos temíamos frío, un paisaje poco seductor, e incluso lluvia. Por fin, nos habíamos equipado con el tan aclamado guardabarros, así que puede decirse que ibamos bien pertrechados.
La hora de comienzo, las 11:30, apta incluso para los menos madrugadores. Primeros kilómetros por el poco querido carril bici de la M-607, desde la altura del a entrada sur de Tres Cantos, al espantoso hotel nuevo que acaban de inaugurar en primera línea de autovía. Ahi dejamos la pista civilizada, y empezamos un entretenido descenso en paralelo a la tapia del Pardo en su extremo norte.

Los caminos son anchos, de arena compactada muy cómoda de rodar, sólo rotos en algunos tramos por las grietas que deja el agua a su paso. Una auténtica red de vías pecuarias a disposición de ciclistas y motoristas, por las huellas que se aprecian sobre ella. Pero como el día no está muy bueno, va a ser casi en su totalidad para nosotros cuatro.



Tubolanes para arriba, tubolanes para abajo, nos encaminamos entre verdes y vacíos prados hacia Colmenar Viejo, entrando por uno de sus polígonos, hasta el cementerio, donde aprovechamos para saludar a algún pariente, comer un poco y resguardarnos de la lluvia que acaba de emepzar a caer con fuerza.

Tras la pausa, enfilamos el camino de vuelta en dirección sur. Lo atraviesa 5 o 6 veces un arroyo que tenemos que vadear, para deleite del grupo, otras tantas veces, que aprovechamos para dejar varios documentos gráficos.




Tras la subidita final (la misma por la que bajamos al iniciar la ruta) para recuperar el nivel de la carretera M-607, el carril bici nos devuelve al punto de partida.