Fotoblog de los alegres excursionistas

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sábado, octubre 24, 2009

2009-10-24 Monasterio del Paular - Pto. de la Morcuera - Alameda del Valle


Quinto fin de semana consecutivo de madrugón para volver a disfrutar de la bici y e intentar recuperar la forma y afición perdida.
Hemos quedado a las 9.30 en el Monasterio de El Paular, junto a Rascafría, y toca levantarse pronto, son unos 70 km para mí (subiendo y bajando el puerto de Navacerrada y Cotos) y unos 90km para Juanma por la A-1, hasta llegar al punto de encuentro.
Amanece con cielo azul sin nubes, indicativo de bajas temperaturas, pero aún así no parece que haga falta el kit completo de invierno. A medida que subo por la carretera hacia el primer puerto, la niebla va haciendo acto de presencia y, cuanto más subo, más espesa es. Se forma caravana de coches, se ralentiza la marcha, luces antiniebla y los cristales empiezan a empañarse, debo poner la calefacción. Afortunadamente, los más lentos se apartan en la cima y puedo continuar tranquilamente. Pasado el Pto. de Cotos, la neblina va desapareciendo según pierdo altura y según va levantándose el sol. Con los primeros rayos y el rocío, el campo está espectacular.
Nos encontramos puntualmente en el parking del Monasterio. Mientras hablamos del frío matutino, el madrugón y el plantón de un tercer participante que al final nos falló, vamos sacando las bicis y pertrechándonos. Desde mí vuelta a la bici, días atrás, Juanma me estaba hablando de esta ruta… y era algo así como la prueba de fuego para considerar mi reenganche a este mundo como “completado”.
Cruzamos el “Puente del Perdón”, pasamos las piscinas naturales de “Las Presillas” y dejamos atrás el camino que lleva hacía la “Cascada del Purgatorio”. Seguimos en ascenso por la pista forestal, entre los típicos altos pinos de reforestación; pronto nos sobran las prendas de abrigo a pesar de ir por la ladera de sombra aunque, cuando paramos, debemos buscar las zonas soleadas para mantener el calor.
Hacemos una primera cima y debemos volver a abrigarnos para una bajada que, aunque se agradece, no deja de ser el preámbulo de una nueva subida…¡con lo bien que se me dan!
Juanma sigue “tan fresco”, liderando la etapa y marcando ritmo (el suyo). Vemos un refugio y un vivero que resultó ser un “aula de naturaleza”.
Me alivia y anima ver por el GPS que no nos queda mucha más altura por alcanzar. Empiezan a aparecer senderistas micológicos, con más ganas e ilusión que boletus en sus cestas de mimbre. Uno, dos, cuatro, diez, cuarenta… ¡autobuses completos!
Con esta compañía llegamos al Refugio de la Morcuera. Avituallamiento y descanso, para a continuación tomar brevemente la carretera M-611 (¡que frió hace en la bajada!), hasta tomar una nueva salida por pista forestal, donde toca subir el último repecho, antes de la bajada definitiva (¡por fin! )
Nos preparamos: ropa de abrigo, guantes de invierno, muñequera para reforzar la articulación (viene muy bien para los botes y rebotes del camino), un tentempié y…¡para abajo!
La pista, aunque es ancha y el firme parece bueno, está cubierta de pinocha y hojas de roble que tapan y ocultan cualquier bache, piedra o rama, así que hay debemos ir con más cuidado del habitual.
A gran velocidad alcanzamos el Refugio Majada del Cojo. Avanzamos un poco y nos salimos de la pista más marcada y limpia para adentrarnos en otra más abandonada e irregular, pero mucho más bonita y espectacular. Aquí se acabó la velocidad, ahora tocaba un descenso duro, de resistencia, reflejos, cierta técnica y paciencia, porque el camino era un pedregal imposible en algunos tramos…(¿imposible? ¡Ja!, eso es lo que yo creía hasta que Juanma me dijo que él había subido por ahí,sin bajarse de la bici…y lo peor es que es cierto)
Hay que esquivar pedruscos, troncos, y tremendos excrementos de vaca y, además, evitar caerse por el barranco. La amortiguación es insuficiente y las muñecas se resienten de tanto trabajo. Tras algún que otro sustillo y, de nuevo con velocidad, atravesamos la llanura que nos llevará hasta Alameda del Valle, no sin antes cruzar un puente sobre el Lozoya.
Desde aquí y por un carril bici rural, tras 5km más, alcanzaremos de nuevo Rascafría y los coches.